lunes, 22 de junio de 2015

LA CHICA DEL TE






BITACORA DE KOKORONEKO 

Esa mañana de finales de noviembre con el frio y el sol citadino que arde en la piel, me dirijo a la cafetería  “don Fruno”, lugar famoso por sus meseras de sonrisas cálidas, comida deliciosa y ambiente Jurídico.
En un escenario de cómodos muebles forrados en hule rojo, camino lentamente a pasos largos buscando sitio en las mesas del fondo.
De pronto, la chica que describiré después, toma el pedido:
-¿Que se le ofrece?
-chinita dame unos huevos revueltos una arepa de queso y un té de limón.
-sonríe ella asintiendo y se retira.
Luego de la típica espera por los alimentos la veo acercarse de lejos,  su encantador rostro que refleja la lozanía de los baños madrugados con agua fría, un delantal planchado y con quiebres pronunciados bajo su busto mediano,  todo su atuendo laboral es limpio, es blanco  es lleno de cuadros azules, y a la cintura casi fatigado por la presión  de una tirita de delantal posiblemente de lino o dacron,  pegado in alienado e inamovible  como cuadro de pared  está el esfero kilométrico azul y la libretita de pedidos.
Su robusto cuerpo no se podía mover con agilidad ya que tenía los brazos ocupados con gaseosas, así como cuando los niños pequeños cargan la mayor cantidad de Juguetes estrechándolos contra su cuerpo, entonces  me pregunto si esta inocente criatura  encontró cerrado el anaquel de las bandejas, ya que bien había podido usar una  para facilitar su trabajo.
Acercándose por mi fila deja encada mesa gaseosas y jugos hasta llegar a mí.
-ha olvidado mi pedido, pensé.
Ya que al terminar de servir lo que llevaba la veía con las manos vacías, de pronto  pasando su mano derecha con rapidez  hacia el brazo izquierdo, logra con su opresiva reacción que mis ojos de manera instintiva se posen sobre su pesado tatuado y acalorado brazo, y allí apretado contra el tierna mente abullonado dorso vì lo que parecía ser una tapa amarilla, levantando su codo a 45 grados ella lentamente despego de su húmeda piel el envasé plástico sellado y lleno de Te lipton de Limón, y lo puso sobre la mesa, dio la vuelta para retirarse y en fracciones de segundo con reacción de gacela tomo la punta de su impecable delantal; sin saber que decir, solo se me ocurre brindarle mi mejor sonrisa, ella alegremente  e ignorando la situación me dice con su femenina y delicada voz:
-¿se le ofrece algo?

A lo que reaccionando digo, sí. Por favor, ¿podrías cambiármelo por uno de durazno?

KOKORNEKO
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Fecha Registro‎
10-518-310
16-jun-2015
DNDA

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