domingo, 3 de octubre de 2010

ALARMA


Bitacora de lo OCULTO


ilusa alma incompleta no has salido del agua y te crees capaz de negociar carma,
pobre chispa sin rumbo ahogada en las luces de un eterno sol nocturno
usando el nombre del único dios hablando a todos un amor que no conoce, y cerrando las puertas del reino impidiendo entrar tanto a ti como a los que vanamente te siguen, hija de vanidad tus amantes perecerán como el viento y tu orgullo endurecerá tu corazón para que jamás entre en él, aquel soplo divino de la vida,
tu que no abandonas el espíritu de poder sodomía y altivez finaliza tu camino pronto para que compartas el destino del derrocado señor que sigues


Edgar Hernando Romero Caicedo

martes, 1 de junio de 2010

LA CARNE



Bitácora del CORAZÓN

Hundo mi tenedor en la carne tostada casi negra,
pero increíblemente blanda.
Asierro con el cuchillo y la esponjosa carne se contrae,
al ritmo de la brutal energía con la que está siendo por
segunda vez masacrada la finada res,

Brota de ella, líquido púrpura, una combinación mortal entre sangre, aceite y agua, abundante y escandaloso líquido. Es algo bestial, una sensación de terror y resignación, recorre mi cuerpo al saber que: Habrá que devolver el plato para que se cosa de nuevo.

Todos comienzan a merendar, y estúpidamente finjo no mirar a mis compañeros de mesa, mientras comen, y surge una complicada situación social, en la que nadie quiere hacer sentir mal a nadie, pero el castigo pasa y las nalgas quedan.

Vuelve el plato con el alimento, fruto de esclavitud y sufrimiento animal, deleite de los hombres mortales e ilusión de las mesas humildes.
Vuelve la proteína fundamental de nuestro desarrollo, alimento fruto de la inteligencia, el placer sexual y los problemas arteriales.

La carne, la carne. Civilizadamente se llevan trozos pequeños de ésta a la boca, mientras nuestra mente se alimenta de ella como un depredador, y al finalizar: La total calma, el sueño, y divisar el paisaje como si de manera inconsciente se activara una melodía de música de cuerda en nuestro cerebro.

Recordando lo animales que somos aún, pienso en mariposas de colores azules y bordes negros, de esas que al parecer, alumbran como ojos de fiera, entre la pesadez del alimento ingerido y la sensación exquisita de su sabor.

La imaginación se libera en medio de esta paradoja que solo ha de explicarse cuando vemos un elefante volando por el cielo. Feliz, libre, veloz y cazando tigres como los halcones con las ratas.

La carne, la carne. Es cual ambrosia para los mortales, es tomar la energía taurina, como si el animal viviera en ti, semejando un antiguo guerrero que tomaba el poder del corazón de su enemigo.

Es la carne para mí, la carne, la carne. Es una sensación roja que se vuelve rosa hasta convertirse azul, comerla es vivir en un planeta de dos soles y muchas lunas, es amanecer y atardecer en un momento, es un placer. Es la carne.

Edgar Hernando Romero Caicedo

Libro ‎- ‎Tomo ‎- ‎Partida‎
Fecha Registro‎
10-519-58
18-jun-2015
DNDA

GUSTOS


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Bitácora del CORAZÓN


Me gusta escuchar música instrumental igual disfruto los truenos.
Me gusta ver los relámpagos y las nubes cubriendo el cielo, Porque son ilusas y creen poder abarcarlo todo.

Me gusta la decencia de los que callan, admiro más al manso que al activo, me hechiza escuchar una flauta combinada con violín, porque sus sonidos juntos son; como mirar la luna caliente en una noche fría.

Me fascina el pasto con rocío entre los dedos de los pies y el pavimento caliente de las noches, me gustan las gargantas y las lenguas pero solo cuando actúan por separado.

Una mano con las uñas largas hacia adentro y unos dedos largos, son como los rayos del sol que perforan las nubes a la distancia.

Me gusta la oración porque ha veces descienden primitivos seres por la escalera de las palabras, como cae la lluvia y te pica en la cara, como abrazar un extraño, como el pelaje de un gato.

Me gusta bañarme con agua helada y disfruto del chocolate cuando es salado, como los dulces extranjeros, me gusta descansar, pero no me gusta dormir o el ejercicio que tampoco. Pero me da alegría percibir esa fatiga cuando estas a punto de sentir vaso pero no te da.

No me gusta que siempre sean más hombres que mujeres los que jueguen al ajedrez, pero ha de ser porque ellas juegan a los títeres más que nosotros.

Me gusta abrir la nevera para buscar comida y no personas, como cuando estas satisfecho y no apeteces mas.

Amo la vida y a Dios por dármela en este tiempo y lugar, me gusta escribir tanto como dibujar y aprender por mi mismo en lugar de hacer tareas.

Me gustan las brujas pero odio sus demonios, aunque sería como un tigre sin mal genio, un oso sin pulgas o un arrendajo sin su perfume.