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bitácora del Corazón
Conocí reciente mente un ser muy
extraño, sinceramente no pensé encontrar mi paz en sus ojitos, ni en la lozanía de su piel siempre fresca que cual estropajo froto a mi
rostro tomándole más como se sujeta un objeto que como a una forma de vida.
Qué lindo y agradable es abrir lentamente esa
cremallera del angeo de su cubículo y verle despertar, como se estira ese
cuerpecito pequeño de bebe con los puños
cerrados las piernas rectas con esos músculos tensionados expulsando la pereza.
De todos las creaturas de nuestra
naturaleza solo ella ha depositado en mí la confianza, lo sé en la franqueza
serena de esa mirada cristalina y prístina, esos ojos nuevos y sin manchas que
hacen juego solamente con la cordillera recta y filosa de sus encías que rosaditas cual fondo de caracolas lacadas
se asoman sonrisa a sonrisa.
Esos pequeños soniditos de
infancia que me son lindos solamente porque es parte mía, me parece increíble que Dios en su
magnificencia haya tenido el tiempo de darme un regalo tan hermoso, y es que es
el mejor muñeco que he tenido y no llego en mis cumpleaños ni en navidad, ni
fue hecho por una empresa reconocida, si me preguntan de su origen diré
solamente que fue de producción artesanal casera.
Cree uno que en esta etapa debe
ser maduro, ejemplo, acertado y siempre recto pero ahora que ella llegó a
mi creo que no puedo ser adulto teniendo
semejante juguete.
Es incomprensible como la
delicadeza de su género se contrasta con la exagerada sonoridad del gas que
sale de su cuerpo, y aun esas indelicadezas me alegran el corazón.
No hay maldad en ella, es toda buena como la herramienta alemana,
aunque le habíamos planeado apresuró su viaje
sin decirle a nadie anticipándolo
media década, llego a mi casa sin invitación y sin saberlo construyo un hogar,
ella se invito solita y tuvo la suerte de ser bienvenida.
Tiene todas las ventajas, está en
esa edad hermosa en que no le da mal
aliento al despertar, su comida esta a
la orden del día en cualquier momento, en cualquier lugar, fresca embalada y
rotulada en cómodas féminas y hermosas bolsas tibias, no necesita masticar, no
tiene que asearse ya que hay quien naturalmente lo hace por ella, nunca se
queda sola, sus necesidades básicas son
el motivo de existir de la familia y aunque tiene horario para dormir no tiene
límites para hacerlo mejor dicho literalmente va en coche.
No he conocido ser más extraño,
no hay otro que esconda tras la fragilidad el poder de conquistar los
corazones de las gentes y hacer su
voluntad y aun así toda ella es buena porque no conoce el mal.
Conocí recientemente un ser muy
extraño, sinceramente no pensé encontrar mi paz en sus ojitos…
Edgar Hernando Romero Caicedo
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